SEMINARIOS PROFETAS EXÍLICOS EN VENEZUELA
La catástrofe del año 586 a.C., con la destrucción del templo y de Jerusalén y la consabida deportación marca una vertiente decisiva en la historia de Israel. La divide en dos: antes y después. De cara al pasado, el exilio era un fin. Fin de la existencia nacional. Fin del estado, fin de las instituciones, era la muerte de una etapa y de una historia gloriosa. En si mismo y en el plan de Dios, el exilio era un paréntesis, un castigo, pero, purificador; un tiempo privilegiado de reflexión y de concentración de energías espirituales. Para ello, dos grandes profetas serán los responsables y los animadores de esta etapa de transición: Ezequiel y el Deutero-Isaías...
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